martes, 21 de enero de 2014

LOS MITOS




Al Bú se le daban figura de un gigantesco búho antropomorfo de color negro y grandes alas (primo hermano de la lechuza, que se bebe los aceites de las iglesias). De enrojecidos ojos, grandes como platos soperos; que paralizan de terror a sus víctimas. Su pico es afilado como cuchillas y sus garras son como trampas loberas de donde es imposible huir (aquel que era cogido se daba por muerto). Entraba por las ventanas para llevarse a los niños despiertos a su escondrijo, normalmente oscuras grutas en encinares (La encina, era un árbol sagrado de los celtíberos).
Era costumbre que en noches cerradas, en las que los niños díscolos no querían dormir, las madres y abuelas abrieran las ventanas de las habitaciones y a grandes voces, llamaban al “Bú” para que acudiera. 

Xana
LA ENCANTÁ
(En la zona del campo de Montiel, sirvió durante siglos para advertir a los niños del peligro de asomarse a pozos y corrientes de agua)
                                 
                       el-mito-de-las-sirenas


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